martes, marzo 19, 2013

Frío amortiguador

Hola, tengo ganas de saludar a alguien y contarle esto.
Siempre las entradas de mi blog suelen arrancar con algún tema que me haya movilizado y de eso surge todo el resto, pero hoy no me movilizó nada, al punto de llegar a plasmarlo. No es un acto. Tengo la garganta vacía. ¿Me explico? Uno siempre se queja de que tiene cosas en la garganta, que no puede soltar. Mi problema es que yo no tengo nada en la garganta. Me considero una mina bastante extraña. Si no tengo problemas no tengo diversión. De la gente que arma quilombos ya me acostumbré y la verdad que eso me sigue dando igual. Me quedan tantas cosas, tantas manos, tantas armas! Hablando con las personas me doy cuenta de que si hay algo que admiro en mi es mi sinceridad, esa capacidad de decir la verdad siempre sin tragarse nada. Y no tengo nada en la garganta. Siempre teniendo, discutiendo, arreglando o intentando, y hoy no tengo nada en la garganta.
Es tan extraño pensar que ya pasó tanto tiempo que, la verdad, me resulta cómico.
En un abrir y cerrar de ojos pasaron más de 300 páginas de un libro, que es mi vida, y pasaron tantas ideas perdidas (aunque algunas logré hallarlas), tengo tantas esperanzas, tantas fuerzas, tantas ganas de vivir, que mi vida está siendo más linda que nunca, en base a algo que siempre mi subconsciente anheló, en base al derecho que jamás me tomé la libertad de usarlo como debería haber echo. 
El morbo. Sentir algo que no debería sentir. Actuar incorrectamente. Reírme sin mirar quién está alrededor. Esas pequeñas cosas que hacen que mi vida sea la caja de Pandora más perfecta y hermosa que me pudo haber tocado. Soy toda una artesana, ¡Es mi creación más linda!
No tengo palabras de agradecimientos para todas aquellas personas que hicieron de mí lo que hoy soy.
Gracias por tus insultos, gracias por tus apoyos, gracias por tus abrazos, a vos por tus besos, y no me olvido de ustedes, gracias por estar siempre, a esos amigos que más que de oro, son de un material tan valioso que ni siquiera existe aún. Estoy llena de vida.

jueves, marzo 07, 2013

Tal vez estás enloqueciendo

Siempre pensé que yo me hice cargo de problemas en los que no tengo nada que ver, que no me involucran en nada, pero yo quiero solucionarlos, quiero formar parte de ellos. No sé porque tengo ese espíritu tan generoso, de querer siempre ayudar con lo más mínimo. Pero cuando se trata de algo que realmente me involucra, no me dan ganas de solucionarlo. Me rompe mucho las pelotas que los problemas me involucren automáticamente, sin mi aprobación, suena súper estúpido esto, pero es cierto. Si un problema viene a mi por que sigue la cadena de un árbol genealógico, no me gusta hacerme cargo. No se me ocurren soluciones. No tengo ases en la manga. No tengo ni consejos, ni consuelos, ni pañuelos para secar ninguna lágrima. Mi paciencia se vuelve más nula de lo que es, y me limito a ignorar y a esperar que independientemente ese problema se solucione y todo vuelva a estar mejor.
Sangre, genes, cromosomas, raíces... Un apellido. Teniendo tantas cosas en común somos dos personas tan distintas, somos agua y aceite. 
Me encantaría encontrarle una solución a ese problema, pero cuando el problema esta dentro de otro problema (y este último tiene nombre y apellido) creo que las personas ajenas son totalmente incompetentes y no van a poder nunca encontrarle una solución. Dos problemas, qué digo dos, deben ser más de mil. 
Me agobia y me paraliza pensar siempre lo peor, pero más allá de todo, ese destino fatal es lo único que veo. Veo un camino totalmente vacío, sin otra ruta o destino más que ese abismo impenetrable. 


domingo, marzo 03, 2013

Entre tanta gente de atrás


Creo que escribir acá para mi no es algo ya muy cotidiano... Me refugio más escribiendo en lugares donde las personas no puedan leerlo, o si pueden sea en secreto. 
Cada día detesto más el núcleo de hipocresía demasiado barata con el que está conformada nuestra sociedad, pero siempre se llega a la misma conclusión de que no se puede hacer nada para cambiarlo.
La misma mierda que pisas hoy, la pisas todos los días de tu vida, hasta cansarte. No puedo estar tan centrada en mí como lo estoy actualmente, no pienso más en "lo demás" si no lo valen, si no lo sienten, si no lo agradecen. Ojalá, de todo corazón, que esas almas sean felices y vivan tranquilas, y que la vida se olvide de pagarles lo mal que le hicieron al mundo.
Si tuviese que pedir algo en este mismo momento, sería un poco más de tiempo.
Siempre intentando ver.

Siempre buscando encontrar.
El olvido no existe.

"Si la lluvia llega hasta aquí voy a limitarme a vivir"