jueves, septiembre 05, 2013

Trompetita

Tomando unos mates y escuchando un buen tema de Mika y rememorando mis épocas de pendeja vaga (pareciera ser hace unos cuantos años y no son más de 2) me acordé de la cantidad innumerable de veces que quise empezar a escribir un libro, me compré una máquina de escribir (también tinta y hojas) y nunca le puse un dedo más que para pelotudear, obvio la facilidad de escribir acá es mayor pero siempre la idea de la máquina de escribir, de redactar historias basadas en hechos reales totalmente espectaculares, de volverme una escritora loca, sin beneficio alguno, sigue en mi mente aunque ya la descarté hace rato.
Me acuerdo de muchas cosas viejas, tanto así como las que no me acuerdo. Hoy no tengo claro el motivo de mi situación pero lo vivo y lo acepto, y no intento buscar el por qué de todo, debido a que no existe. No tengo rencor, bronca, furia, ira, ganas de matar a nadie. Lo que fui, por algo dejé de serlo, no puedo dejar entrar más esa duda y esa puta agonía adolescente que me hacía poner mal tantas veces! Entiendo a la mayoría de jóvenes, porque soy joven aunque hable como una vieja de mierda, somos todos tan parecidos en la adolescencia que me asombra.
Me siento grande y joven a la vez, me asusta mi yo actual, mi segundo yo, que es el que demuestro y los demás ven, "no pensas como alguien de tu edad, posta tenes 18?, una piba de tu edad está embarazada en este momento" y demás pelotudeces que suelo escuchar. Arde mi cabeza en ese momento.
La puta infancia te hace ser quien sos, las jodidas lágrimas que se pierden en tu almohada, los desgarradores nudos que tu garganta soporta mil y un veces, y los tantos esfuerzos que terminan en un basurero sentimental.
Ya pasé por muchas, muchas casas, muchas personas, muchos lugares, teniendo terrible admiración por esas personas que salen de tantos pozos completamente abismales, mismo tengo admiración por mi, por haber salido de ese Gran Cañón, del que nunca imagine salir de pie, habiéndome inundado a mi misma en lágrimas tan saladas y estúpidas. Todos pasan por lo mismo alguna vez. Todos tienen una historia, una vida, un cuento, una fantasía "para siempre", un adiós y un amor. Ese amor que duele de vez en cuando y que te saca una sonrisa, esa vieja que te vuelve loca, esa plata que te falta, ese hermano insoportable... En mayor o en menor proporción.
Todo cambia, mis hijos probablemente sean unos heavys descontrolados por mi, y tengan celulares invisibles, y camas voladoras, y autos como en Los Supersónicos, y la puta madre. Estamos todos locos.

El sábado voy a ver a No te va gustar a Baradero con una amiguita más especial que cualquier flor de cualquier jardín, y eso me pone feliz. Hace muchísimo que no estoy en una fiesta tan loca, y lo voy a disfrutar con potencia.
Volvieron mis ganas de escribir. Hola.

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